Tengo un buen amigo que sostiene que, en la guerra psicológica, la primera batalla que se gana (o se pierde) es la de la semántica. Cuento esto al hilo de la importancia que tiene el llamar a las cosas por su nombre. Por ejemplo: en la larga lucha contra la organización terrorista ETA, las cosas empezaron a cambiar cuando en los medios de comunicación dejaron de referirse a sus secuaces como “activistas” a sus grupos “comandos” y a sus actividades “insurrección” para llamarles sin pudor por su nombre: “banda de asesinos terroristas”.
En la organización militar todas las entidades, con independencia de su tamaño, situación en la escala jerárquica, pertenencia a la línea o al staff, todas ellas tienen un nombre común: “Unidad”. Desde las más elementales, como la escuadra, la sección (o trozo, como lo denominan en la Infantería de Marina), la compañía, el buque o el escuadrón, todas…
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